jueves, 26 de junio de 2014

La dulzura de un bebé



En la vida hay cosas que nos provocan una sensación de dulzura y de ternura, que nos dibujan una sonrisa y nos dan ganas de achuchar incontrolablemente... los peluches son una de ellas.

A mí me encantan y me trasladan a la niñez, cuando jugaba con ellos horas y horas, los cuidaba y dormía completamente sepultada por ellos para no dejar ninguno fuera de la cama. Ahora lo revivo con mi niña, a la que veo hacer exactamente lo mismo y con la que disfruto de sus juegos.

Pero además de los peluches los bebés me provocan esa misma sensación, su olor, la suavidad de su piel y sus caritas redondeadas, esas manos y esos piececitos que te dan ganas de morder jejeje.

Así que cuando me encargaron un pastel para el bautizo de la pequeña Alexandra lo tuve muy claro: el pastel tenía que reflejar la ternura extrema que nos provocan los bebés. Así que nada mejor que decorarlo con un precioso conejito de peluche elaborado con fondant.
  
Os juro que este conejito me ha robado el corazón, lo hubiera adoptado sin pensármelo dos veces!



El pastel lo completé con la típica ropita de bebé tendida, un body, unos patucos, el osito de peluche, el pijama, un vestidito, un gorro, baberitos... todos secándose al sol.









En esta ocasión me decanté por una gama de colores rosas y beige, que nos dan esa sensación de calidez y aportan el toque de elegancia que precisa la ocasión.


Como era un pastel destinado a los niños asistentes al bautizo lo hice de chocolate, relleno de nutella y lacasitos (esta combinación nunca falla!).

Espero que lo disfrutaran mucho los comensales y desde aquí felicitar a la pequeña Alexandra en un día tan especial.

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